La desembocadura del río Negro en el mar Atlántico, en proximidades del balneario El Cóndor -a 30 kilómetros de Viedma-, constituye un ecosistema privilegiado para la observación de cientos de especies de aves playeras, en un sorprendente espectáculo de colores y naturaleza viva.
El sitio es lo que se denonima una ‘marisma’, por la confluencia de aguas dulces y salinas, en un marco de pequeños fiordos cubiertos por abundante vegetación a la que se puede acceder muy fácilmente por un camino pavimentado, hasta un punto panorámico donde los cazadores de imágenes quedan muy satisfechos.
“Mi profesión y mi inserción en uno de los organismos internacionales más importantes en la materia me obligan a viajar por todo el mundo y realmente en pocos lugares del planeta el visitante tiene tan cerca de los ojos, y de la lente de la cámara, tanta generosa multiplicidad de especies como aquí en El Cóndor”, afirmó Juan Masello, biólogo y ornitólogo del Instituto Max Planck de Alemania.