martes, 3 de septiembre de 2013

Los bosques de queñua en Cusco, una maravilla natural

Reino de increíbles especies. La reserva comunal de los bosques de Polylepis, es una área natural protegida en el Valle Sagrado de Cusco. Es uno de los pocos lugares del mundo donde habitan tres preciosas aves en peligro de extinción. Biólogo afirma que el riesgo de que desaparezcan es latente. Asociación de ecosistemas y comunidades se unieron en su protección.

José Víctor Salcedo. 
Cusco.

El paraíso existe. Se encuentra a tan solo tres horas de Cusco, en las faldas del imponente nevado La Verónica, a 4 mil 200 metros de altitud. Se trata de la “Reserva Comunal de Los Bosques de Polylepis (queñua)” en la Cordillera Vilcanota, que alberga la comunidad campesina Abra Málaga-T’tastayoc (Ollantaytambo, Urubamba).

Es un área de conservación comunal de 32 mil 592 hectáreas, contigua a la zona de amortiguamiento del Santuario Histórico de Machu Picchu. Ahí donde empieza a escasear el aire para el ser humano, se enseñorea una llamativa flora con la planta de la queñua o Polylepis como reina.

La importancia de los queñuales radica en que regula el clima, previene la erosión de suelos y almacena grandes cantidades de agua que tras un proceso de filtración (por la tierra) alimenta manantiales y puquios (ojos de agua). Una queñua requiere apenas el 5% del agua que utiliza un eucalipto para crecer.


AVES ÚNICAS

En la zona además habitan tres hermosas especies endémicas de aves, es decir que tienen un solo hábitat en el mundo. Estas están en peligro de extinción. 

Se trata de los pájaros Lepthas Theonura, Anairetes y Royal Cinclodes, que son protegidos por la comunidad campesina con el apoyo de la Asociación de Ecosistemas Andinos (Ecoan).

El biólogo Efraín Samochuallpa Solís, coordinador y administrador de Proyectos de Ecoan, explicó que las tres especies de aves solo habitan entre los 3,800 y 4,600 metros de altura, por lo que se restringen a la reserva. Debido a ello este lugar ha sido reconocido como primer área de conservación privada en el país, en 2009.

De las especies existentes, la Royal Cinclodes está en peligro crítico, según el especialista. Su población mundial se estima en apenas 250 individuosubicados en los Andes de Perú y Bolivia. En Perú se estima que existen 180 y la mayoría habita entre Cusco, Apurímac, Ayacucho y Junín. Dentro del conservatorio existen apenas seis.

Royal Cinclodes es la denominación comercial del pájaro, utilizada mayormente por los observadores de aves (birdwatchers). Su nombre científico es “Cinclodes Aricomae”, pero los lugareños lo han bautizado como “Churrete real”.

En tanto, el Anairetes Alpinus, conocido como “torito de pecho cenizo” o “alcalde”, tiene una belleza sin par. Ojos grandes y redondos, una cresta de plumaje negro y manchas blancas en las alas, lo describen.

Esta ave también se halla en peligro de extinción, sin embargo tiene una mayor distribución, pues cubre territorios de Perú y Bolivia. En nuestro país se halla en Huaraz y Puno.

Por su lado, la Lepthas Theonura ("Lepthastenura xenothorax") es conocida por los lugareños como el “Tijeral de ceja blanca”. Esto pese a que tiene una especie de mechón de color café en la cabeza.

Esta especie endémica tiene una distribución bastante restringida (Cusco y Apurímac) y solo puede vivir en bosques de queñua por encima de los 3,600 metros de altitud. El número global de especies en la reserva son más de 150.

OTRAS ESPECIES EN RIESGO

El biológo especialista explica que los arbolitos de Polylepis (queñua) son importantes, pero sobretodo el musgo, en cuyo interior está el alimento de las aves (los insectos).

Otras especies de aves amenazadas son el cóndor andino (Vultur gryphus), la agachadiza imperial (Gallinago imperialis), etc. Los bosques también son el hábitat de mamíferos como el puma (Puma concolor), la vizcacha (Lagidium viscacia) y el ratón runcho andino (Lestoros Inca). Estos son difíciles de ver.

Para deleitarse con la presencia de estas especies, se debe madrugar o demorar su llegada a la comunidad Abra de Málaga. Es decir, partir de Cusco a las 02.00 horas para llegar tres horas después al abra, o ascender a la puesta del sol.

“Solo son visibles (las especies) en la madrugada y la tarde. Durante el día están adormecidos y no tienen ninguna actividad”, advierte el coordinador y administrador de Proyectos, Efraín Samochuallpa. 

CLAVES
La comunidad de Abra Málaga-T’tastayoc, distrito de Ollantaytambo (Urubamba), es la encargada junto a Ecoan de cuidar esa maravilla paisajística. Cobran 15 nuevos soles por ingreso al conservatorio a los 350 visitantes que llegan anualmente. Estos en su mayoría son profesionales dedicados al estudio de especies endémicas.

El 50% de los ingresos “lo usan para ellos y la otra mitad para hacer gestiones que requiere la comunidad”, explicó Efraín Samochuallpa.

Desde una perspectiva etnobotánica (estudios sobre relaciones entre los grupos humanos y su entorno vegetal), casi el 50% de especies de las plantas herbáceas son usadas medicinalmente por las personas locales.

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